Sonrío, y sigo. Ésa es la actitud, debe serlo, ahora que nos corregimos hasta sin vernos. Nos hemos de proponer descansos aún antes de empezar. Hemos dado con maravillosas claves que nos insertan en el panorama más hermoso.
La belleza se comparte desde la excelencia de ser entre voluntades que han de estar donde toca. Nos hemos sugerido parajes de amor.
No apaguemos las llamas de la fe. Nos hemos de insistir desde ese empeño colectivo por nutrirnos. Nos distraemos.
Las previsiones se cumplen con una fe en cuanto ha de ocurrir. La existencia es plenitud. Debemos procurarla, aunque no siempre demos con ella. La felicidad no es una meta: es el discurrir mismo.
Tenernos es una suerte. Este planteamiento es casi una necesidad. Apostemos por el día, que aguarda con sus mejores hábitos. Incluso, si queremos, los podemos cambiar.
Juan TOMÁS FRUTOS.
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Lo miro. Duerme. Su mundo de niño, imagino que lleno de sugerencias, de idealismos, de cuentos de hadas, descansa. Repone pilas para la dura faena del juego del día que ya despierta, antes que él. No hay prisa, no ahora.
Contemplo su cara linda, y me digo que no hay nada más bello en la Naturaleza. Si los besos fueran un antídoto (seguramente lo son), podría andar tranquilo por su futuro.
Se agarra a la almohada, mientras duerme, como si el universo le perteneciera. Me pregunto si no es así.
Hace un gesto que interpreto como una sonrisa. Seguramente es un sueño de compartida alegría. ¡Ahí está! Parece un Príncipe de cuento, el que vivimos, por su semblante perfecto, en el milagro de un encuentro hermoso y sencillo.
Lo vuelvo a mirar. No puedo dejar de hacerlo. Es un amor grande el que siento: es mi inspiración, mi motivación, mi esperanza, mi voluntad, mi creencia en el ser humano, mi fe en el mañana.
El mundo vuelve a su rutina, a su marcha, con estos primeros rayos de Sol. Nada me aflige. Estoy contento. Está él a punto de despertar, y, mientras elucubra, yo ya admiro la jovialidad de una jornada que será maravillosa porque nos vamos a acompañar. Duerme un poco más. Aguardo.
Juan TOMÁS FRUTOS.
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