Hemos de abrir
las puertas del deseo
con un ánimo
que nos debe llevar
donde la emoción
tiene un cierto sentido.
Generemos
las claridades con un gusto
que nos ha de intentar dar
las voluntades
de una sencilla actitud,
que nos ha de dejar
donde somos personas.
Pidamos
con una cautela
que nos señale
la emoción singular.
Nos hemos de presentir
con unos anhelos de amar.
Debemos escribir
con resoplidos
que nos amolden
a los instantes seculares.
Nos amaremos
cuando sea, como sea,
una y otra vez.
Juan T.
Vivamos
ese amor que nos exprime
y expresa
cuanto fue diversión
y conformidad para ser felices.
No esperemos
en ese lado que alimenta
la confusión
y vayamos con ternura y firmeza
a los gozos de las caricias
en las que creemos.
Regresemos
a las virtudes que nos declaran
amigos de verdad
en expresiones perfectas.
Hermoseemos en instantes
que nos prevengan
desde la emoción singular
y sincera, con fuerza.
Conservemos lo que nos dignifica
y nos hace implicarnos
con valores de comunión absoluta.
Tratemos de conectar.
Juan T.
Reformas mi ser
con intenciones que saben
a gloria,
que llegan a entender
cuanto tuvo razones
para amar y ser amado,
no siempre perfiladas
al compás del gusto universal.
Nos complacemos
desde la experiencia preciosa
de la vida compartida.
Nos deseamos todo.
Superamos las noches
con esas gratitudes
que nos eternizan
en las voluntades mismas.
Tenemos mucho juego
por delante, para ser
lo que anhelamos,
para avanzar sin prisa.
Todo ha aparecido
cuando debía y en su justa medida.
Pongamos lo que sea menester
para ser dichosos.
Podemos, y debemos.
Juan T.
Me consientes,
y eres entre remedios
que nos portan
hasta el mismo inicio bondadoso
que nos llama
con recuerdos gratos.
Nos consentimos
con premisas que son
y casi están
con voluntades que aparecen
en el plan mismo
que nos devuelve
a los sones mágicos.
Hemos aprobado
los deseos de antaño
con recuerdos que anticipan
los instantes más queridos.
Nos soltamos
con insistentes dichas
que nos previenen
y están en el punto ideal.
Amamos de verdad:
¡Qué dicha!
Nos enamoramos
con soluciones volubles.
Nos estimamos.
Nos deseamos suerte,
y hacemos lo posible
para que nos acompañe.
Nos alegramos.
Juan T.
Reposamos
con los guerreros de la paz
que creen en el amor
como el mejor experimento.
Nos subimos al desván
del deseo
y lo compartimos todo.
Somos buenos
en el plan que nos recoge
con versiones idealistas.
Hemos figurado los primeros:
lo somos en el tránsito
hacia todo y nada.
No es un juego:
es la imagen de la vida,
que nos entronca
con el amor mismo,
que es lo más importante.
Lo fantástico es relativo,
siempre lo es.
Lo deseable es que compartamos
desde la consideración
de que todos somos iguales
en derechos y opciones,
aunque todos no podamos aprovecharlas
de manera equitativa.
La existencia es así.
No es cuestión de dar vueltas,
sino de actuar.
Juan T.
Nos debemos a los universos que nos congratulan y nos conciertan con lo mejor de nosotros mismos. Hemos de ser en la negociación permanente.
Subimos
a ese punto de la vida
que nos añade
consideraciones de paz,
entre concordias
que nos declararán un deseo mayor,
casi único, sensacional.
Nos debemos dar mucho cariño.
Nos emocionamos
con la voluntad de estar
donde las claridades son menores,
o puede que más altas,
con vínculos de puro amor.
Nos sobreponemos
de modo natural, sin conflictos.
Registramos un afán
de superación,
y nos enganchamos
a la misma emotividad
con brillos que sugieren
la resolución más linda
y hermosa, vibrante.
Tendemos al abrazo,
y eso, en sí, es bueno,
muy bueno.
Juan T.
Mostramos amor,
y nos salvamos.
Nos queremos
como si fuera la primera vez
que descubrimos
la esperanza más fructífera.
Todo lo bueno ocurrirá
si nos movemos
desde el corazón honrado.
Nos estableceremos
con recuerdos singulares
que nos darán fuerzas
hasta el mismo inicio
de una era
en la que la felicidad
nos presidirá.
Mostramos amor.
Tenemos mucho:
creo que para una eternidad.
Juan T.
Hemos personalizado los deberes, que asumimos como nuestros. Podremos con el destino, porque lo advertiremos como aliado.
Nos acercaremos a los rayos de un Sol que nos embriagará de amor. Será un aliado de las Lunas que nos regalan incursiones cariñosas.
La actitud es generosa. Es cuestión de tiempo, de poco, para que la fortuna nos calme. Si lo creemos, funcionará ya. No seamos más ambiciosos de la cuenta, que “el hambre que no tiene hartura no es hambre pura”.
Vayamos al punto de encuentro. Lo sabremos cuando lleguemos. No dejemos que nos trastornen las circunstancias que no comprendemos. Respondamos con cifras que han de recordar que la medida somos nosotros, hombres y mujeres, mujeres y hombres, seres humanos. Es sencillo. No admitamos clientelismos.
Juan TOMÁS FRUTOS.
Arreglamos la botella del amor con una comunicación que nos regala paciencia. Evolucionamos hacia un deseo único, que nos hace excepcionales.
Nos ponemos a cantar con las hermosuras más bondadosas. Hemos de consolidar cuanto nos resuelve con problemas que no han de ser.
Nos liberamos de los aires de una juventud que fue y que volverá con linajes de expertos únicos. Nos llamamos con atenciones sugerentes.
Refieres lo mejor, y sigues, siempre continúas, hasta el comienzo más cargado de liderazgo. Sepamos los porqués.
Nos hemos de amar con sensaciones destacadas. Nos debemos al universo querido. La existencia es. Nos llamamos con atenciones diáfanas. Nos decimos que podemos. Es verdad.
Juan TOMÁS FRUTOS.
Hemos de continuar.
...
La vida es considerable.
...
Nos despejamos.
...
Hemos proseguido.
...
Nos alzamos con voces sencillas.
...
Te admiro y te entiendo.
...
Gracias por ser así.
...
Besos para siempre.
Juan T.
Vamos a ser.
...
Nos comentamos casi todo.
...
Comprendemos.
...
Nos comparamos.
...
Hemos visualizado lo mejor.
...
Nos aclaramos.
Juan T.
Reforzamos
el amor auténtico,
ése que nos une por siempre.
Hemos jalonado la vida
de grandes experiencias,
con las que vamos
al final del mundo,
que nos pertenece.
Nos sentimos fuertes.
Hemos agotado los deseos
para renovarlos,
para dar con el avance
más crucial,
con el auténtico,
con el que nos propone avances
vehementes, seguros.
Estamos en la gloria,
y eso lleva tu nombre.
De verdad.
Juan T.
Nos sentamos con deseos
que hablan de ser,
de vivir,
de continuar con registros
de purezas que aman
en libertad.
Nos manejamos
en lo común,
en lo ideal,
en lo que nos imprime
un buen carácter.
Consideramos lo más bello.
Nos falta todo,
y nada nos falta.
Eres generosa,
y por eso me encantas.
Acudo a tus dones,
que me turban.
Nos ultimamos.
Y creo que ya estamos.
Juan T.
Salimos con seguridades. Nos enviamos al inicio de la existencia con reglas de oro. Nos quitamos de la penumbra.
Reformas ese ser
que es en la realidad cotidiana,
repetida, única.
Nos hablamos
de seres consentidos.
El amor atiende.
Nos conjuntamos.
Hemos averiguado
lo que nos diseña
una conveniencia destacada.
Destellas.
Podremos vivirnos.
El gozo será equilibrado.
Juan T.
Adviertes el gozo de la esperanza mientras manifestamos cuanto somos. Nos aclaramos. Es bueno que sea así.
Nos reformamos en la espera, con la gracia que nos hace eternos, que nos consuela. Hemos sido sinceramente.
Nos entendemos en el final, y puede que al principio, de una memoria que colectivizamos. No debemos perder. Hemos hallado motivos para la existencia dichosa.
Los consuelos del pasado nos forman con seguridades que estarán donde correspondan. Hemos sido tardíos, pero no demasiado. Estamos en el punto de equilibrio.
Nos fortalecemos en la guarida de una ruta planteada al derecho. Nos agradecemos el tiempo prestado, que ya es nuestro.
Hemos diagnosticado qué sucede. Ahora toca hacer.
Juan TOMÁS FRUTOS.
