Nos haremos caso ahora y siempre. Nos lo pasamos bien compartiendo la demora y el deseo con ánimos de entrega.
Nos preparamos con infinitas caricias que nos cubren de buenos anhelos. Nos escudamos con negociaciones que aclaran.
Hemos protegido cuanto tiene valor. Nos presentaremos entre sugerencias de consentidas caricias por ese mar de sensaciones que nos embriaga.
Diseñemos los aspectos más novedosos con ansias de estar donde toca, con razones, desde criterios no vencidos.
Los elementos que nos dieron vida volverán a hacerlo una y otra vez. Consumamos los aspectos básicos.
Juan TOMÁS FRUTOS.
Nos debilitamos
ante ese amor
que nos salva.
Nos declaramos para ceder
la vida
con gestos cargados
de aficiones y de entendimientos.
Estamos en ese tránsito
que no es trámite
y continuamos por veredas
que nos acercarán
al tesoro del futuro
desde la experiencia recogida
en eventos diáfanos.
Preferimos conocer,
y aprenderemos enteramente
con besos y reformas
de aparentes dichas
que convertiremos en salvaciones.
Nos debilitamos, sí,
y, al tiempo, nos haremos fuertes.
Más y más.
Juan Tomás.
Planteamos el regreso
como una identificación
que nos lleva
a los niveles de caricias
en los que somos
con dudas razonables
y, sobre todo, con todo el amor posible.
Nos entendemos.
Nos ultimamos
con retornos al deseo
que nos permite consolidar
la voluntad de un sueño
que nos enviará
a la presencia más dichosa.
Tenemos motivos
para saber que nos hemos encontrado.
Juan T.
Alentemos los elementos que nos envían a esos puntos que nos divierten con presencias de compatibles caricias que nos han de conducir por los momentos más señeros.
Quedemos en ese papel que hace memoria, y continuemos por los fines que son reservas con testimonios hermosos.
Somos dichosos por el hecho de andar juntos, por comprendernos, por mancomunar las experiencias de amor.
No pervirtamos las caricias de antaño y actuemos con la gratitud de siempre, que nos ha de formular extensivos criterios que nos transportarán por donde la existencia nos congratula.
Giremos para atender y entender todo cuanto ocurre. Nos debemos dar un aviso que serán dos y medio para adecuarnos a cuanto nos otorga parte del sentido más idealista. ¡Adelante de nuevo!
Juan TOMÁS FRUTOS.
Debemos influir en el destino que nos anima para estar y ser con introducciones de poderosas facturas que nos han de otorgar el beneficio que no tiene dudas.
Sumemos para ser y tener en la gloria de los buenos tiempos. No quedemos en los espacios que nos vacían.
Importemos con reglas de oro que nos han de brindar las caricias de otros tiempos, que fueron y serán. No abandonemos los anhelos.
Nos hemos de parecer a un universo cargado de óptimas sensaciones que han de prodigarse en la esfera de lo común.
Imaginemos y supongamos con tendencias y caricias renovadas. Puntualicemos. Hemos de ganarnos el buen afán.
Juan TOMÁS FRUTOS.
Prestemos emoción
y besos de felicidad
para referenciar
lo que somos
y algunos porqués.
Imaginemos la devoción
con vueltas a los inicios
que contrastan
con cuanto fuimos.
Los hechos han llegado
lejos, con aires de amor
que contrastan con lo que fuimos
y volveremos a ser.
Nos enamoramos
de cada intención,
de aquello que demuestra que hay futuro
para compartir.
Nos ilusionamos otra vez.
Juan T.
Nos imaginamos lo justo y preciso con una cantidad de aires que nos ha de llevar donde la justicia tiene aires de realidad.
Nos hemos de encumbrar en los momentos más estelares. No vivamos dormidos. Supongamos los instantes de pasión con voluntades que han de ser claras.
Nos hemos de llamar con indicios que fueron con premisas de creencias en uno mismo. Nos haremos caso.
Los elementos han de ser con tintes de amistad. Nos aclamaremos con las certidumbres de una sonrisa que serán dos.
Los conceptos nos han de emplazar en sendas de caricias sinceras, con las que nos haremos mucho caso entre ilusiones maravillosas.
Juan TOMÁS FRUTOS.
Sepamos el sabor
de ese beso
que nos devuelve
generosamente al deseo.
Nos dedicaremos a pactar
para ser
en la vida misma.
Nos mostraremos
con reformas de cariño.
Iremos otra vez
donde sea menester.
Empecemos por un beso.
Juan T.
Dame la versión que corrige los espacios hasta llegar donde las creencias en uno mismo tienen figuraciones perfectas.
Nos salimos para entrar en la memoria que nos alcanza con granos de amor, que todo lo encienden. Nos realizamos.
Pensamos en la querencia, y estamos, siempre estamos, para esa valentía que nos hace dulces. Hemos pensando en aclamar los focos que nos declaran loa sentimientos más diáfanos.
Hemos sido, y volveremos una y otra vez hasta que nos procuremos las presencias que nos idealizan con estimaciones que caracterizan cuanto es.
Nos hemos regalado claridad. La suerte está de nuestro lado. Hemos dado mucho, y más que podremos en el positivismo valiente, el nuestro.
Juan TOMÁS FRUTOS.
Comienza el día mientras sabemos que alguien menos nos acompaña en lo físico. La vida tiene estos trances, que conoces más conforme pasan los años. Normalizamos mediante la "socialización" los conceptos y los métodos que nos imponemos o que resultan de la pura naturaleza de las cosas.
Abonamos las horas venideras con la esperanza de un aprendizaje y de un reencuentro en lo bueno que nos impulse por las veredas que nos mostraron nuestros ancestros, que siempre quisieron, y aún estiman, lo mejor para nosotros.
Las sendas de la docencia son a menudo difíciles, pero nos aportan ese hábito que nos arregla los corazones y nos explica buena parte del trayecto.
La sencillez nos acompaña toda la existencia. Lo que ocurre es que no siempre la queremos ver como tal. Nos debemos esforzar a lo largo de los años para que las importancias se establezcan en su sitio oportuno.
Los valores del honor, de la decencia, de la honestidad, de la amistad, de la voluntad y del esfuerzo compartido nos regalan "empatías" que nos emplazan a seguir por el mismo itinerario en reiteradas ocasiones.
La experiencia nos provoca que lo veamos así conforme transcurren los años. Es un regalo, en ese sentido, el suceder de los días, que nos ubican en la perspectiva precisa. Al final, y al principio, quedan los sentimientos reales.
Por eso, de vez en cuando, a modo de renovación de votos, nos hemos de manifestar la valía existencial y las motivaciones por las que nos encontramos aquí. Hacer el bien y vivir son dos de las máximas. Comenzar con estos pensamientos ayuda enormemente. Prueben.
Juan TOMÁS FRUTOS.
Tomemos las riendas del destino con impresiones y buenos compromisos. No ahoguemos las penas en deseos imprecisos.
Nos hemos de derivar hacia la tonalidad más linda, la que nos llena de felicidad porque podemos ser. Nos reservamos.
Posibilitemos los aires de la mejor juventud. Los hechos son. Nos relevamos hacia el anhelo mayor. Nos regalamos tiempo.
Reponemos aires de juventud para que nada falte. Nos agotamos para recuperarnos. Hemos hallado motivos de esperanza.
Nos figuramos los anhelos básicos. Nos otorgamos buenas intenciones con las que nos embellecemos. Vamos hacia el infinito.
Juan TOMÁS FRUTOS.
Nos enredamos
Haremos del amor
Imaginemos por dónde ir para que nada se quede en un tintero que no comprendemos. Hagamos caso a los corazones que guían.
Simplifiquemos y simpaticemos con los aires de unas travesuras que nos deben enseñar a amar con el afán por cumplir.
Las historias de los años mozos nos deben transportar hasta el inicio de la misma amistad, que todo lo ha de dar en positivo.
Nos presentimos con el deseo mayor. Nos hemos de comentar los conceptos básicos. Impongamos la versión ideal.
Nos debemos dar esos consejos cruciales que nos sirven para eliminar los malos instantes. Pongamos anhelos donde más los necesitamos.
Juan TOMÁS FRUTOS.
Predecimos.
...
Nos acompañamos.
...
Nos tomamos.
...
Abrimos.
...
Nos declaramos a perpetuidad.
...
Nos reunimos.
...
Aglutinamos buenas experiencias.
Juan T.
Juntemos los conceptos que nos sirven para comprender lo que somos ahora y siempre, y naveguemos por las experiencias de años mozos.
No nos quedemos en puntos estériles. Digamos lo que será. Lo que nos subraya motivaciones nos porta al deseo máximo.
No comprometamos el futuro. Los presentes nos han de servir para implicarnos en la mejor verdad con intereses queridos.
Confabulemos con las expresiones más hermosas. Nos diseñaremos con cariño, con mucho, y seguiremos hasta ese momento que nos brindará fuerza.
Nos hemos de intuir con preferencias de universos interesantes que nos dejarán una y otra vez donde la vida tiene sentido.
Juan TOMÁS FRUTOS.
Nos convencemos
del amor
ahora que nos alcanza
con la varita mágica
que nos consiente
una verdad o dos
con las que nos besaremos
de principio a fin.
Nos integramos
en el papel básico
de la memoria que nos añade
a los elementos básicos
de la ilusión
con la que nos iremos al fin del mundo.
Juntos estamos,
y eso es la base
para el porvenir que compartimos.
Juan T.
Nos debemos a este nuevo día que nos lleva con sentimientos profundos que nos aclaran los elementos con los que nos iremos al mejor día posible.
Nos trasladaremos a lo que fuimos y a cuanto seremos en otra novedad más, mayor incluso, con sonrisas que nos refrendarán con nuevas etapas joviales.
Hemos de ser francos en la memoria, con ella, desde los distingos que nos convierten en peculiares, en especiales, en los tránsitos más bellos.
Nos somos entre destacadas caricias que nos postulan hacia el inicio de una era maravillosa. Hemos sido, y volveremos a serlo.
Las pugnas son a besos, y eso nos hace salir de un letargo que no nos convino hace tiempo, pero ahora sí. Nos devolveremos al paraíso.
Juan TOMÁS FRUTOS.
Resistiremos en los tonos,
en las formas,
mientras volvemos
a generar ese amor
que una noche,
quizá en más de una,
se nos escapó
para dejarnos desprevenidos
por y para siempre.
Nos ofreceremos al destino
de nuevo, por mil veces
si hiciera falta,
para navegar
por resistencias en vacío,
superando las tempestades.
Calcularemos lo justo
entre necesidades flamantes
que nos han de otorgar
las caricias de ensueño
que tanto dibujaron un camino
que hoy sí vamos a andar.
Resistiremos, resistimos ya,
y nos ponemos manos a la obra
para dar con la voluntad
de amar de verdad,
convertida en la mejor sustancia
de una senda compartida.
No pido más.
Juan Tomás Frutos.
Subimos y bajamos
con la intención
de la memoria ilusionada
que nos conduce
por razones que son fuertes
y que aguardan
una meta sin controles mayores.
Hemos de abrir los dibujos
del corazón, del nuestro en primer lugar,
de par en par,
con las hojas que aman,
que pueden en la dicha.
Los anhelos de antaño
nos conmueven con sus fines
no elegidos, los soñados,
que nos quitan
parte de unas cargas
que fueron pesadas
pero que ya no lo son.
Nos besamos
a la luz de la Luna,
mientras nos volcamos
en la experiencia que nos nutre
con paciencias y esperanzas.
Subimos y bajamos
con la mejor intención.
Juan T.
Pisemos con fortaleza el nuevo día, para que nada interesante se quede en la nada, para que no se pierda en la nebulosa de un destino que nos pertenece. Hagamos también que la delicadeza sea uno de los sentimientos que nos haga participar en un encuentro lleno de expectativas.
En todo caso, la medida la ponemos nosotros. Pensemos, más que en recibir, en lo que podemos desarrollar por la nueva jornada, en ella, y avancemos, en consecuencia, sin más previsión que ser felices.
Comunico tu sueño,
y lo cumplo,
y comunico más,
y más hay.
No terminamos:
nos queremos,
y eso eterniza el anhelo,
que nos gana,
que nos dejamos ganar
en él, con él,
para siempre.
Comunico, sí,
y te veo.
Juan T.
Nos besamos:
los corazones viajan
por nubes y cielos
que nos quitan
los problemas.
Hemos de realizar esfuerzos
con los que solventar
cualquier discrepancia.
Nos dejamos llevar
hasta ese fin
que es inicio
con representación clara.
Los intereses confluyen,
y emprendemos una singladura
que nos encanta.
Es momento del cruce,
de sabernos estar,
de pensarnos, de tocarnos,
de lo ya intuido.
Sí, nos dejamos llevar.
Juan T.
Hemos de movernos con unas razones que nos quiten las heridas y nos predispongan a conocer cuanto ocurre de la mejor manera que podamos. Asumamos los trances con caricias que han de darnos un poco de todo.
Sepamos los caminos que enseñan con reformas que indiquen lo interesante, cuanto es, con recuerdos de antaño, con un superador presente.
Gustemos en los gozos de otros instantes y con unas astucias de antaño. La existencia es prodigiosa. Podemos intuir con la dicha querida.
Supongamos y topemos con lo más real. Podemos ser muy felices. Dispongamos el papel de la memoria.
No rechacemos los zapatos nuevos, pero tampoco dejemos atrás el papel de los viejos. Con todos podemos constituir el equilibrio anhelado. ¡Claro que sí!
Juan TOMÁS FRUTOS.
Bajemos al punto
del mejor deseo
y sepamos por qué hemos de ser
en el tránsito que nos lleva.
Nos debemos conducir
por ratos de amor
que nos dictarán
la suma y puede que también la resta
para dar con la absoluta multiplicación.
No digamos todo:
pensemos en los aires
de una juventud que será
por siempre si hay amor.
Lo hay,
y por eso estoy contento,
muy contento.
Juan T.
Predecimos el futuro con un ansia que nos ha de dar lo mejor de lo mejor superando las cautelas, proponiendo verdades con libertades.
Gustemos de lo justo y preciso con unas amistades que nos han de colocar donde las gracias nos hacen eternos.
Supongamos con unas astucias que nos deben disculpar con unos planteamientos que nos llevarán donde la vida adquiere dimensiones claras.
Las eternidades de otros instantes nos han de conducir por aspectos que supondremos básicos. Saquemos todo lo anhelable de esos tramos que todo lo ofertaron.
Imaginemos lo que nos implementa con unas historias que nos harán vivir en el sosiego máximo. No rememoremos lo que no aporta. Hagamos que se extienda la felicidad.
Juan TOMÁS FRUTOS.
Quieres, y quiero,
y nos liamos con la Luna
en una noche de ensueño.
Quieres y quiero,
y nos subimos a esa noria
que marea aún estando parada.
Quieres y quiero,
y sueñas con la alegría
en una cala hermosa, fresca,
inventada para nosotros.
Quiero, y, por suerte, quieres,
que todo sea perfecto
en la imperfección que nos rodea.
Sonreímos pensando
en cuanto tiene sentido,
y nos lo damos
entre valientes caricias
que nos llevan a la luz de la Luna.
Quieres, quiero, queremos.
Juan T.
Amo sin dudas,
comulgando con tus objetivos,
que me interesan
con entrega total
a tus causas,
que hago mías
en pos de la felicidad
que todo me regala.
Estimo y admiro
tus finalidades, los logros
que consigues solidariamente,
constituyendo el mejor ejemplo posible
en esta vida compartida.
Amo, y encauzo el camino
hacia ti, y en tus fines me convenzo
de cuanto soy,
que hoy sé que es mucho.
Como ves, no tengo dudas.
Juan T.
Muevo las fichas de los juegos que nos insisten con aprendizajes suaves, desde la experiencia, con predicamentos no soñados, sino vividos.
El bien se comparte con las gratuidades de unos museos que nos sirven de modelos para el futuro, que es de todos, consolidado.
Hemos adecuado las existencias a los flujos de unas docencias con las que nos convencemos de cuanto somos.
Nos presentimos en las preferencias máximas, cuando nos iniciamos en los conceptos esenciales, que edificamos desde el pacto y el consenso.
Tomamos la pelota de la diversión, ésa que no necesita reglas, la que nos presta el anhelo y lo convierte en realidad. No es mucho, pero es lo suficiente para crecer y multiplicarnos en los anhelos de jovialidad.
Juan TOMÁS FRUTOS.
Nos adoramos sin ligerezas.
...
Vibramos.
...
Nos damos lo ideal.
...
Sonríe.
...
Vamos a tocarnos.
...
Nos insistimos.
...
Prestamos querencias.
...
Nos figuramos con formas claras.
...
Hemos reformado todo.
Juan T.
Examinemos el fin
con suficiente afán reconciliador.
Respondamos
con la intención
que nos lleva
donde tenemos recetas perfectas
para amar y ser amados.
No cuadremos en balde.
Supongamos con reflexiones
que nos han de conducir
con rescates de preferencias singulares.
Nos hemos de especializar
con caricias y hechos adecuados.
Nos hemos de agradecer la estancia.
Todo lo bueno ocurre
y ocurrirá con justas dimensiones.
Debemos abogar por ello.
Juan T.
Ofrecemos la mejor palabra
para enamorarnos,
para buscar el placer
que nos llena
con un infinito cargado
de paciencia.
Nos entregamos a la ilusión
que nos recuerda
lo que fuimos y por qué.
Damos la palabra,
y con ella viene el amor.
Juan T.
Representamos esa experiencia que nos lleva con la vida a cuestas, con las emociones dadas en sintonías que nos enganchan al futuro, que será nuestro.
Presentemos los respetos de otras etapas, que han de darnos lo mejor. No vivamos en disparates que se eternizan.
Hemos de asumir los roles ideales. No malgastemos los tiempos de antaño. Supongamos. Los exponentes son claros.
Los deseos aparecen como totales. Nos mostraremos con ganas. Hemos tomado ideas que nos permitirán no ser rehenes de nada.
Los hechos siguen. Pongamos en su lugar a los que han de venir. Dispongamos el tesoro mayor. El conocimiento, con tiempo, lo es todo.
Juan TOMÁS FRUTOS.
Tomamos un poco de aire,
y respiramos juntos.
Nos damos cuenta del compás,
que siempre ha existido.
Convencemos al deseo,
y somos en la gloria
del conocimiento,
que es, que tiene, que puede.
Tomamos aire,
y sentimos el roce
de unos labios,
ahora convertidos en pulmones.
Son los tuyos.
No me separaré de ellos.
¿Necesito decirte los motivos?
Juan T.
Sigamos por esos mares que nos envuelven con las dunas de un asombro que nos ennoblece. Sepamos los porqués.
Hemos de servir de testigos ante las caricias que nos llegan con intenciones que todo lo intuyen en positivo. Nos implicaremos más.
No hemos de quedarnos en las sombras que nos inclinan hacia el momento menos comprensible. Debemos darnos mucho.
Otorguemos lo mejor, lo más hermoso, lo que supone belleza en sentido extenso. No quedemos en la nada. Procuremos avanzar.
Tengamos la fiesta donde la vida tiene solvencia. No seamos deudores de la negatividad. Propongamos lo más querido.
Juan TOMÁS FRUTOS.
Reflejas en mi ser
todo cuanto soy,
y sueño
con un nuevo cobijo,
que me lleva a ti,
a tus entregas perfectas,
que me aman mucho.
Tocas cuanto porto en el interior
en la noche de los buenos tiempos
con unas voluntades
que agradan
y que me hacen sentir único.
Lo soy por ti.
Te agradezco la confianza,
y continuo con entereza
en pos del milagro de mañana,
que será a partir de hoy,
llegue cuando llegue.
Reflejas lo mejor de mí,
y eso te hace perfecta.
Juan T.
Señala tus motivaciones con esos aires de juventud que nos han de llevar donde la vida es todo y más. Nos nublamos con peticiones de colores señalados con la misma amistad. Enseguida nos despejamos.
Nos hemos de situar donde las caricias tienen finalidades que nos ennoblecen. Nos complacemos con regalos de sabidurías sinceras.
Todo podrá ser cuando aparezca la ocasión. Hay un poco de todo en todo cuanto hacemos. Nos hemos realizado.
Rebajemos los intereses que nos vacían, y sigamos con fuerzas descomunales, las que surgen de los criterios suscitados en solidaridad.
Repliquemos lo más óptimo, y seamos con la sencillez más estupenda, que nos llenará del perfume más embriagador, el del cariño.
Juan TOMÁS FRUTOS.
Te admiro:
sueño con el día
en el que nos veamos
entre certezas
que se convertirán
en besos alados.
Nos subiremos
a esa rueda del amor
que nos transformará en deseos
cumplidos y edificantes.
Hemos abonado
el campo incierto,
y hemos plantado antes,
durante y después
las opciones de una vida
que ya tiene emblema
y banderín de enganche.
Te adoro:
mi compromiso es no hacer
nada malo y contrario
a este sentimiento.
¿Un abrazo para empezar?
Juan T.
Nos recordaremos los deseos con noches de amor que nos harán llegar donde sea. Nos hemos de situar con donaire y perspectiva.
Nos debemos mirar con intensidad para ser nosotros mismos. Nos gustaremos con recuerdos nuevos. Nos adoraremos con reformas que son ya en efectivo.
Nos insistiremos con conclusiones que bajarán al terreno cotidiano y aparecerán con una absoluta normalidad. Nos hemos de subrayar los fines con normas que están en su punto. Hemos sido entre caricias.
Meditemos un poco. Nos movemos eternamente hacia las razones que simplifican todo. Nos debemos dar las causas que nos reiteran los criterios dulces con destacadas elucubraciones. Estamos en paz.
Nos debemos contemplar con registros. Nos valen de veras. Hemos hallado motivaciones. Calculamos.
Juan TOMÁS FRUTOS.
Eres mi futuro:
lo percibo
desde la emoción más sincera.
Haces de mí
un mundo verde y azul.
Los aspectos cruciales
nos unen.
Eres lo bueno,
incluso lo mejor.
Un beso.
Juan T.
Consultemos cuanto somos en cada proceso en el que nos dejamos asistir para aprender. Nos hemos de provocar en positivo.
Los finales nos llevan a las creaciones más singulares. Nos repetimos. No es malo. Nos formamos con unas astucias compartidas, coaligadas y llenas de pasión.
Nos hemos de asistir con unas divertidas divisiones que nos complementarán con creativas supremacías intelectuales.
Nos hemos de extender para sugerir costumbres con las que evolucionar. Nos hemos de ver con soltura.
Nos haremos grandes. Nos hemos de gobernar con preferencias y entretenimientos. Nos prestaremos mucho. Ya vemos.
Juan TOMÁS FRUTOS.
Nos movemos
con amor,
y somos en él, en el amor,
en su gestación,
en su desarrollo,
con movimientos de generosidad
y de bondad,
que, en el fondo y en la forma,
son eso, amor y más amor.
Juan T.
Nos refrescaremos con unas intenciones que nos llevarán donde la emoción ha de ser más y más intensa. Nos consideraremos.
Ubiquemos las deferencias con unas clásicas caricias que nos conduzcan a lo favorito. Nos hemos de poner en los puntos ideales.
No rescatemos cuanto no es. Lo que fue ha de seguir por las redes de quienes gustan con encantos que nos promueven con lluvias refrescantes.
Podemos saltar hacia esos lugares en los que somos los mejores. Nos hemos de fijar en lo que se realiza con entusiasmos y con voluntades ciertas.
No apaguemos los fuegos de antaño con la nada. Nos hemos de mostrar como amigos. Nos debemos a lo universal. Resultará.
Juan TOMÁS FRUTOS.
Amo lo que eres,
cuanto sueñas,
lo que soy,
cuanto espero...
de ti.
Sorprendes mis deseos
con unos fines
que superan los pensamientos
más altivos.
No hay noria,
pero me mareo en positivo.
Sí, percibo que amo,
que amo cuanto eres,
por lo que eres,
desde que eres en mí,
por todo y por nada,
con justificaciones
y sin ellas.
Amo:
no hace falta que diga
nada más.
Amo, y amo,
y amo...
Juan T.
Nos hemos de hablar con todo el interés del mundo, procurando que los avances nos lleven por los derroteros del amor.
Hemos de hermosear con lo fácil, con lo sencillo, con lo único, con lo repetido, con lo excepcional y con lo razonable.
Nos hemos de colocar en esos puntos que han de apurar los elementos de otras etapas, que nos darán lo más bonito.
No rompamos los hechizos con los que nos formamos y compartimos un excelente aprendizaje. No quedemos en esa misma levedad que no nos inclina a la salvación.
Solventemos el camino de la fe desde lo que ha de venir con una fórmula de salvación. No introduzcamos factores inútiles. La vida es frágil y corta: nuestro deber es hacer que se consolide en lo contrario, esto es, como fuerte y lo más larga que podamos.
Juan TOMÁS FRUTOS.
Ocurrirá.
...
Nos presentamos para amar.
...
Comemos.
...
Todo es.
...
La noche prosigue.
...
Nos hemos alimentado muy bien.
...
Nos sabemos. Estamos localizados.
Juan T.
La vida es un puro tránsito. Lo sabemos. No obstante, hemos de poder encabezar aquellas etapas más fructíferas, desde los instantes más singulares, únicos y sencillos, con el fin de optimizarlas en cuanto a aprovechamiento, aprendizaje y deseos cumplidos.
Cada momento es una oportunidad: lo es para moldearnos en positivo, para caminar, para respirar, para formarnos, para compartir, para descubrir le belleza que siempre ha estado ahí, para no atosigarnos, para surgir o resurgir, para adentrarnos en la hermosura de cada jornada, dispuesta a borbotones, para ser un poco más felices...
Las diversiones son muchas: ¡por supuesto que no todas han de ser estridentes! Pongamos toda la masa en esa actividad que nos promueve por y para ser personas genuinas sin necesidades absurdas y comprometidas en vacío. Busquemos la profundidad, pero no la densidad acumulada que nos rompe.
No todo ha de ser un éxito. De hecho no es adecuado que lo sea. Tampoco veamos en exceso el fracaso, que nos suele regalar docencia y fortaleza. No olvidemos que lo que no nos mata nos hace más diestros y firmes. Nuestras convicciones han de crecer desde el prisma de la tolerancia, desde el entusiasmo contrastado y alto.
Los hechos nos han de mostrar sendas, que hemos de ir tomando desde la premisa de enmendar los posibles errores. Nada permanece. No es anhelable que sea así. Debemos movernos para no corromper lo que nos invita al aprendizaje. Por cierto, como palpamos, nada funciona eternamente.
Es conveniente que el universo esté en perpetua transformación. De las mutaciones todos aprendemos. Lo importante es que el factor experiencia nos sugiera fermentar. Lo decisivo es que aceptemos el desafío y nos formemos ciertamente, eso sí, sin adoctrinamientos funestos ni fanatismos. El día nos participa su más extraordinaria cara, sus múltiples elementos. ¿Vamos por los buenos?
Juan Tomás Frutos.
Me ofreces una oportunidad,
y lloro sólo de pensarlo.
La vida es trágica, dura,
a veces con verdades a medias.
En otras es una pura ocasión
de trasladarnos hacia un maravilloso instante
que lo es por estar
en el mejor punto de la virtud más normal.
Me brindas una vuelta
hasta ese inicio que nos recibe
con recuerdos de paciencia.
Me regalas una opción más,
pero te juro que no será una más.
Estoy listo hasta para equivocarme.
Te prometo
que tendré la mejor disposición
desde ya mismo.
Juan T.
Superas las expectativas
con esa entrega
que refuerza el contacto.
Estamos unidos
por millones de hilos
que no vemos.
El amor nos hace cantar
con sombras que superan
las dudas.
Hoy nos abrazamos:
es un acto soñado,
de siglos, conformado de momentos
que nos hicieron personas de bien.
Nos alzamos
sobre lo imaginado,
porque nos hemos empeñado
en que la realidad
supere la ficción.
Ya le gana por una clara ventaja.
¿Me ayudas a mantenerla?
Juan Tomás Frutos.
Corrijamos los elementos que nos nutren con esperanza, y seamos con la real consideración que nos envuelve de sentimientos.
Coaliguemos los conceptos que nos sirven para adueñarnos del futuro, ahora que hay presente. Sepamos el todo.
Nos hemos de presentar con unos intereses que nos harán circular sin celeridad. Vayamos a conocer sin medidas extrañas.
Sepamos que los mundos se unen cuando vemos los parecidos. Nos hemos de comprender en las mejores rutas.
Las elucubraciones han de servir para darnos unos recuerdos no heridos. Nada es lo que parece. Sepamos estar.
Juan TOMÁS FRUTOS.
