Nos
establecemos junto al mar con una devoción que mueve todas las montañas. Hemos
aplicado los mejores remedios.
Nos implicamos con gusto en los instantes de más
pasión. Hemos enseñado en cada etapa lo mejor de cuanto sabemos.
Las presentaciones nos prestan caricias con las
que iremos avanzando un día sí y otro también. Nos bastamos.
Los eventos se van sucediendo. Las prestaciones
nos inclinan a pensar que es posible. Nos hacemos realidad.
Las causas nos introducen en universos que nos
ubican en espacios singulares. Nos representamos con dicha. Seguimos.
Avanzamos.
Juan TOMÁS FRUTOS.
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Presumes
y deseas por tiempos;
y con las bondades
seguimos por una senda
que casi emociona.
Prestas
y te doy todo lo mío.
Nos hemos conseguido.
Estamos.
Juan T.
Simbolizas
los buenos hábitos. Nos hemos construido con novedades de indicaciones
perfectas. Hemos supuesto.
Las
diversiones son muchas. Hemos llamado la atención. Nos convocamos. Hemos
permitido que todo sea en la pretensión más callada.
Nos
dejamos sentir en varios lugares. Nos sembramos. Hemos dado con los avisos
singulares. Nos presentamos.
Las
bellezas de antaño nos implican en algunas pretensiones de calma, que es
relativa y necesaria. Nos regalamos preferencias.
Todo
vuelve sobre sus pasos. Nos pensamos con aperturas de querencias variadas. Nos
rescatamos. Hemos aumentado la dosis de entendimiento.
Juan TOMÁS
FRUTOS.
Dame deseo
y te cumplimentaré con la felicidad.
Todo vendrá de ti.
Hace tiempo que lo sabemos.
Es una gran fortuna.
Juan T.
Nos
enredamos en una nueva misión que nos propone como seguir adelante. Nos
multiplicamos en la esfera perfecta.
Hemos señalado varios motivos. Nos
congratulamos. Nos debemos al mismo mar que nos mueve. Somos entre preferencias
y perfecciones.
Hemos reservado algunas amistades para no seguir
entre peligros imperfectos. Nos entregamos a la vida que nos pretende con
mariposas.
Suponemos desde la amistad permanente. Nos
gustamos. Hemos platicado lo suficiente. Nos devoramos.
Las principales cosechas nos conducen por lares
de expertos. Nos declaramos con misiones de posibilidades ciertas.
Juan TOMÁS FRUTOS.
Nos hemos pensado
con toda la gracia de antaño.
Nos perfeccionamos
en ese futuro que embriaga.
Hemos sellado
con varios deseos
lo que queremos ser.
La felicidad está ahí.
La iremos cogiendo
a buen ritmo,
y siempre con valor
y desde la solidaridad
de los que se saben con suerte.
Mucha es.
Juan T.
Nos hemos ofrecido a la vida con
más existencia, con bondades que nos han de llevar al mejor sitio. Nos
abocaremos a la versión original.
Nos mostraremos donde sea menester.
Supondremos. Hemos de llamarnos con voluntad misma. Nos iremos añadiendo.
Poco a poco estaremos donde sea
preciso. Nos gustaremos. Hemos de llamarnos la atención con previsiones
finitas.
Las virtudes irán fraguando en los
momentos oportunos. Hemos de ser. Las pretensiones serán con generalizaciones
nada fortuitas.
Nos implicaremos. Expandimos las
representaciones que tienen voluntades buenas para una salvación de conjunto.
Nos sabemos oportunamente. Por ahí hemos de seguir.
Juan TOMÁS FRUTOS.
Recibes
todo el amor posible
con una entereza
que engancha
con el futuro,
donde nos apropiamos
de lo que pueda ser
y un poco más,
siempre para mejor.
Recibes
y damos más y más.
Y más damos.
Juan T.
Nos
pedimos asumir lo que sucede con toda la naturalidad del mundo. Nos
sorprendemos con la paciencia suficiente para avanzar.
Nos procuramos sueños con honestidad total. Nos
hablamos. Nos figuramos. Hemos resuelto algunas dudas.
Nos exigimos con pretensiones que son propuestas
de futuro. Nos hemos asegurado con señeras caricias que nos mitigan las dudas.
Reclamamos minutos sin emergencias. Somos más
poderosos. Nos arrastramos hacia otro punto, donde seremos más libres.
No aplicamos atascos como soluciones a las
importancias que siempre son relativas. Hemos estabilizado los años. Nos
quitamos las nieblas.
Juan TOMÁS FRUTOS.
Nos miramos
en el día que permite
un viaje amoroso
hacia la felicidad.
Sonreímos
porque todo parece verdad,
un poco de más verdad.
Me encanta la fórmula
del amor.
Nos implicamos
con la mirada del día
y con su viaje.
Juan T.
Salimos del hospital con la suerte
de poderlo contar, de poder disfrutar de la vida, de mirar con otros ojos,
aunque sean los mismos. Somos afortunados por seguir indemnes al vacío, a la
nada, a la intransigencia, a la locura colectiva que nos hace ir rápidos para
llegar a la misma parte, que nunca es el todo.
Miramos hacia atrás y vemos unas
instalaciones formidables, nobles, sanadoras, comprometidas con lo humano, así
como unos equipos de profesionales irrepetibles que transforman la estructura
para hacerla mejor. Damos gracias por ellos y ellas.
Hacer cuentas únicamente con lo
excepcional en negativo es un síntoma de poca empatía hacia un sistema que debe
invertir lo que sea menester para salvar lo físico y lo espiritual. Con este
modelo se intenta todo, y a veces hasta se consigue lo que parece imposible.
Hemos sido testigos de que existen
los milagros, y no porque todo haya ido bien, que es crucial, sino porque de
vez en cuando suceden cosas que nos hacen pensar, como decía Lennon, que la vida se pasa mientras
planificamos lo que ha de ser.
En determinadas oportunidades el
destino manda parar y te coloca en una realidad suprema, que nos corrobora que
somos frágiles y débiles. Frente a ese hecho surge la investigación, la
habilidad y el buen hacer de una Sanidad que evita muchos naufragios. Es el
caso.
Contemplamos todo lo que nos rodea
y vemos que el blanco de las batas significa la pureza de un renacer por el que
demostraremos que ha merecido la pena. ¡Ojalá sea así!
Con esta perspectiva se consolida
el día, del que cogemos la muestra de una experiencia enriquecedora, que
mancomunamos con destacados conceptos de paz, que nos imprimen un descollante
carácter.
Pese a lo que algunos puedan decir
creceremos con el brillo de los que han dedicado toda su historia a aprender a
sanar. Nos dan energía y ejemplo, y nos ayudarán a un equilibrado desarrollo.
Han reabierto un camino en el que colocaremos flores cargadas de colores.
Por ende, gratitud eterna a quienes
se sacrifican por sus semejantes para que estén y vivan jovialmente. De ellos,
y ellas, es nuestro Reino.
Juan TOMÁS FRUTOS.
Es
tu sonrisa
y tu
deseo infinito,
y
puede que algo más.
Me
atraes, me maravillas,
me
dejas sin habla,
y me
pones nervioso
incluso
antes de tener algo
que
decir o confesar.
Es
tu ademán,
tu
postura de gracia,
tu
atractivo plural,
tus
silencios, tu fabulación,
tu
credibilidad, tu experiencia,
lo
que tuvimos, lo que no.
Hemos
referenciado
las
gratitudes con implicaciones
circulares
y retroalimentadas.
Nada
te es ajeno.
Has
venido a mi vida
casi
por casualidad,
y
por un arte mágico me ganas
en
cualquier ocasión que surge.
Será,
repito, por tu sonrisa,
pero
es por algo más,
por
mucho más.
Me
confieso ante ti
como
un devoto sin condiciones.
Ni
las pongo
ni
las puedo ubicar.
La
existencia se nutre
de
múltiples acontecimientos:
destacas.
Te
aprecio
en
tus variadas intenciones,
por
tus caricias,
por
tus inmensos conocimientos.
Todo
en ti me fascina.
Construyes
y consolidas
cada
espacio y cada tiempo.
Creo:
eres
abundancia
Te
percibo
en
tus diversas dimensiones,
que
me enriquecen.
Te
admiro también,
por
lo que sabes y compartes
con
generosidad y bondad.
Has
surgido como una Heroína,
y ya
eres toda una Diosa.
Juan TOMÁS FRUTOS.
Nos
demostramos que somos suficientes ante los contextos que nos rodean. Nos
contrastamos con pacientes dichas.
Nos debatimos. Nos respondemos. Recreamos.
Apilamos ideas con registros que nos llevarán donde sea menester.
Nos destacamos. Nos pedimos ese todo que es
parte con resoluciones de calma. Nos atrevemos. Nos damos las diversiones de
antaño.
Nos significamos. Nos solventamos. Nos hacemos
coincidentes. Nos preferimos. Nos queremos. Nos creamos.
Las paciencias son fuertes. Miramos hacia ese
futuro que nos pertenece. Nos ceñimos a las verdades que se dirigen a otras
situaciones. Nos regalamos versos.
Juan TOMÁS FRUTOS.
Pides nuevos deseos.
Nos recorremos.
Todo forma parte de la paz
que iremos compartiendo
en otro escenario,
en un universo de presencias útiles.
Nos hablamos
mientras paseamos
para contarnos lo que sentimos.
Pides,
y nos damos.
Juan T.
Movemos los círculos hacia ese
lugar y ese instante que sabe a lo mismo, puede que a mucho más. Nos
conformamos.
Hemos de empatizar consiguiendo que todo se expanda. Hemos dado con los
conceptos de antaño, que unen.
Nos sorprendemos con las gracias de quienes entienden que hemos de creer
en lo justo y preciso. Nos animamos.
Las etapas se van cumpliendo. Las cruzamos con bondad. Nos armonizamos con
las pequeñas telas que nos colocan entre suficiente algodón en los tramos
intermedios.
Hemos respondido a las presunciones con hechos firmes que nos invitan a
avanzar. Podemos estar donde queremos. Es una fortuna.
Juan TOMÁS FRUTOS.
Nos besamos mil veces,
y mil veces experimentamos
que la vida tiene sentido.
Damos gracias
por poder disfrutar
de todo cuanto somos.
Nos besamos
y seguimos con un mar
de ilusiones
que nos llevan
donde tocamos la felicidad.
¡Vaya si nos besamos!
Juan T.
Nos
subimos a los tronos que nos permiten seguir con la voluntad de mejoría que
tanto nos encanta. Hemos hallado motivos.
Nos hemos gustado con la suficiencia debida. Nos
involucramos con la gratitud que nos hace eternos. Nos maravillamos.
Debemos algunos instantes que nos apasionan.
Hemos de dar con los gustos de antaño. Nos movemos hasta el mismo principio.
Nos garantizamos. Hemos abierto las compuertas
de la misma vida. Nos sentimos con fuerzas para avanzar.
Templamos la energía para vernos con un ímpetu
que distingue en la distancia. Hemos hallado bastante. Nos motivamos.
Juan TOMÁS FRUTOS.
Demostramos
que queremos
con hechos que nos acercan
a la versión ideal.
Destacamos
todo lo que sentimos
en un día como hoy.
Sacamos
los óptimos eventos
al punto de la diversión.
Demostramos.
Juan T.
Nos influimos mucho. Hemos dado con
algunas batallas. Nos superamos. Nos convenimos. Hemos hablado más y más.
Nos dirigimos a ese principio que es fin; y, de nuevo, vuelta a empezar.
Nos aclaramos con el paso del tiempo, que todo lo entiende.
Nos improvisamos. Hemos dado con el gusto que permanece. Nos aligeramos.
Los hechos son muchos. Nos permitimos.
La vida es en la medida de una secuencia lógica. Nos planteamos el
regreso. Nos alcanzamos. La previsión es limpia.
Nos demoramos con una clásica emoción que nos consolida con el paso de la
amistad al puro anhelo, que irá fraguándose donde todo tiene un cierto sentido.
Juan TOMÁS FRUTOS.
Tenemos la fortuna
de saborear el día.
Vas, vienes,
venimos, nos envolvemos.
Has sido y serás.
Nos regalamos palabras
y muchos hechos.
Son buenos.
Generas futuro.
Y siempre más.
Juan T.
Nos comprendemos con las paciencias
de quienes vienen en son de paz y se lanzan a ese vacío que vamos llenando.
Nos elevamos con la paciencia de quienes vienen con sones maravillosos que
nos deslumbran. Nos cobijamos con paciencia.
Nos alentamos. Hemos subrayado las preferencias, que son sin distingos.
Nos pedimos todo lo bondadoso.
Nos consentimos. Ampliamos. Nos damos ese ímpetu que nos permite llegar
donde somos felices. Hemos aplicado descuentos.
Destapamos. Nos arropamos. Hay suficiente abrigo. Nos explicamos las
salidas. Hemos resuelto dudas. Regresamos.
Juan TOMÁS FRUTOS.
Gustamos.
Nos ponemos
en ese fin que nos une.
Hemos hallado
varias respuestas:
somos con ellas,
por fin.
Amamos.
Gustamos.
Más.
Juan T.
Nos declaramos cercanos a la misión
de lo posible, donde nos vemos con paciencia y buena letra. Nos hemos quedado
en el mejor sitio.
Aclaramos los conceptos de antaño con una amistad que nos quita algunos
obstáculos. Podemos viajar juntos.
Nos deseamos. Nos pedimos ser. Hay una amistad que permanece pese a los
años, que nos cuentan las versiones más divertidas.
Nos suplicamos un poco de paciencia. Irá ocurriendo, poco a poco, lo
esencial. Nos maravillamos por los conceptos que llegan.
Hemos aprendido a navegar. Pronto veremos la tierra firme que nos indicará
el futuro perfecto, que lo será porque hay amor.
Juan TOMÁS FRUTOS.
Buscamos cariño.
Nos pondremos
manos a la obra.
Nos diremos que sí.
Bajaremos e iremos
donde el mundo
nos permite entender
casi todo.
Hay un poco más.
No faltará el amor.
Hemos hallado.
Juan T.
Nos
centramos en el futuro que nos inclina hacia el mar de las mejores sensaciones.
Nos vamos. Nos pensamos.
Funciona
la vida con una fuerza que nos lleva donde somos con una gran valentía. Nos
referenciamos. Nos arreglamos.
Pactamos
una existencia que nos reportará bondad. Nos damos más y más. Nos centramos en
la consideración que es fin y comienzo.
Nos
enviamos. Nos perfeccionamos. Nos mejoramos. Nos beneficiamos. Nos articulamos.
Hemos sido muy positivos.
Nos
hacemos caso con mimo. Nos creemos. Nos consolidamos. Nos abrimos a la vida que
es verdad. Nos partimos.
Juan TOMÁS
FRUTOS.
Activas el buen deseo:
participamos
con todo el amor posible.
Nos mantenemos
con gratitud y hechos formidables.
Nos entregamos
al futuro que es pasión.
Todo está para un disfrute
renovado y generoso.
El buen deseo está activado.
Juan T.
Recibimos la jornada con el
entusiasmo que se merece. Estamos preparados. Nos hemos de preocupar con
energía sobre lo que acontecerá y teniendo en cuenta los hechos que
auténticamente nos reportan sintonía y alegría.
Nos tenemos que convencer de lo que
es verdaderamente importante. No perdamos el tiempo con lo fútil. No nos
ocupemos de lo que es accesorio. Los problemas esenciales tienen que ver con la
salud, si falta, y con la ausencia de relaciones nobles. Hemos de prodigarnos
en la bondad y en la cooperación cuanto podamos.
Busquemos el equilibrio. Nada de
excesos, por favor. En verdad, la virtud existe, aunque tampoco nos debemos
obsesionar. Los acontecimientos venideros nos aportarán mucho ímpetu y consuelo
para seguir adelante. No nos dejemos vencer.
Besemos y abracemos con sinceridad.
Que no sea tan solo un consejo. Vigilemos las morales de las posturas
cotidianas y aprovechemos lo que nos venga dado en positivo, sin fanatismos,
así como disfrutemos de aquello que procuremos sin altivez y sin dobles
intenciones. Seamos sencillos.
Planifiquemos, pero únicamente para
tener un colchón y una hoja de ruta. No perdamos el tiempo en lo que no
aparecerá. La mayoría de los desasosiegos anticipados no suceden. Abordemos los
cimientos con constancia y pureza. Representamos a una gran especie. No
defraudemos las expectativas.
Juan TOMÁS FRUTOS.
Vive como tú sabes
y comparte la sabiduría
de ser entre los demás,
y no más destacado.
Sirve y recibirás
más de lo que crees merecer.
La vida es generosa
con aquellos que no guardan.
Recibe cada jornada
como si fuera la primera
y sabiendo que ha de llegar
la penúltima.
No te lastimes,
ni tampoco daña a los otros.
Todos tenemos
unas razones
que hemos de respetar
desde la libertad y las normas
que albergan lo humano
como medida de todo.
Traza líneas, sí,
con lo malo
y otras para sostener
todo lo bueno,
que nos ha de permitir liderar
las expresiones del bien.
Existe.
Cautiva a tu entorno
con óptimos modales,
sin engaños, desde el cariño,
que se multiplica y no desaparece
cuando lo abonamos y regamos
con la suficiencia debida.
Sé tú sin disparates.
Controla lo deseable
y deja atrás
lo que no aporta,
que suele ser mucho.
Multiplica los dones
para otorgarlos a los ecosistemas
que te rodeen.
Lo agradecerán,
y tú también.
Sé fiel a tu palabra,
y a tu corazón,
y mantén la fe en el futuro.
Todo se arregla.
No rompas las reglas
de juego y saca provecho
a lo que te venga
sin mirar a los más afortunados,
salvo para darles
una sincera enhorabuena.
Observa fundamentalmente
a los que te necesitan.
Son ellos
los que no deben pasar desapercibidos.
Puedes con bastante,
con más,
y sabes perfectamente que el coraje
es una leal medicina.
Toca, además, la razón
con los hechos
y tómate el tiempo
que precisa la vida,
que no te exige nada
excepto que seas feliz.
Lo sabes,
todo eso lo sabes:
haz que sea.
Juan Tomás Frutos.
Podemos vivirnos de otro modo, un
poco mejor, como si el mundo funcionara de verdad. Nos hemos de preparar para
emociones sinceras.
Nos debemos poner a comulgar con ruedas de unos molinos que nos
transportarán con el viento. Nos consolaremos.
Las preferencias nos han de ubicar entre sensaciones de amores hermosos
que inclinarán la balanza hacia el lado adecuado.
Nos inspiraremos con caricias de buena mañana, que expandiremos a lo largo
del día. Hemos de ser con reservas espirituales.
Nos destacaremos con hermosuras claras. Negamos y afirmamos casi al
tiempo. Nos deseamos. Iremos cumpliendo.
Juan TOMÁS FRUTOS.
Eres muy importante.
Lo eres más y más.
Has convertido mi vida
en puro calor y deseo.
Me has convertido
para saber vivir.
Portamos los mismos
fines y caricias.
Nos expresamos
con singulares sueños,
que cuajan
con fuerza en el corazón.
Nos aproximamos.
Somos.
Juan T.
Resumimos
la esperanza con una expresión de cariño que nos lleva donde nos emocionamos
bastante. Exponemos.
Nos preparamos para ser entre memorias que
valoran todo cuanto tenemos, que es mucho y bueno. Hemos de ser con voluntad.
Nos amparamos. Nos coaligamos. Nos sorprendemos.
Hemos buscado lo suficiente. Nos mostramos con mucho mimo.
La vida sigue. Nos querremos. Nos haremos caso.
Nos sorprenderemos. Nos calibraremos. Nos supondremos.
La voluntad es grande. Nos hemos sentado a la
diestra más emocionada. Nos hemos dicho que sí. Seguimos.
Juan TOMÁS FRUTOS.
Nos besamos.
El día adquiere sentido.
Nos sentamos
con calma.
Nos volvemos a besar.
Hay más experiencia.
Sabemos lo que sigue,
y también lo que conviene.
Besos y más besos.
Juan T.
Corregimos con amistad y deseos la
vida, que sigue, que es, que nos puede. Hemos cambiado y mejorado.
Nos recogemos en otras etapas con unos fines que nos proponen qué hacer en
cada instante. Nos demoramos.
Hemos sido. Nos colgamos de varios puntos y nos premiamos con las
realidades que nos aclaran qué desarrollar en cada instante.
Nos hemos de mirar con buenas razones, que nos envían a los mismos
comienzos, en los que somos aquello en lo que creímos.
Pintamos algunos cuadros, y con ellos nos hacemos un poco más felices.
Hemos señalado de manera oportuna.
Juan TOMÁS FRUTOS.
Nos amamos
de la noche a la mañana,
y un poco más lejos.
Nos instamos.
Hemos abierto deseos
y ahora los hacemos viajar.
Nos amamos, sí.
Juan T.
Diseñamos
el amor con más amor, y viajamos hasta la finitud de un sistema que nos puede.
Hemos convencido a los dones maestros.
Nos declaramos en una rebeldía que dispone y
gana con impresiones más que queridas. Nos adivinaremos.
Nos cosechamos con una gratitud medio eterna.
Nos haremos continuar con buenos pronósticos. Nos aclamamos con fortuna.
La vida promete cuando cumplimos. Hemos de estar
donde debemos y no cegarnos en actitudes mediocres o sentidas en el lado
opuesto.
Nos hemos considerado con absoluta nobleza. Nos
dispondremos en el mejor futuro. Hemos sido, y, por supuesto, seguiremos.
Juan TOMÁS FRUTOS.
Amaremos
el mar sempiterno
y algo más.
Nos sonreiremos al Sol,
y algo más.
Soñaremos al fin,
y algo más.
¿A que nos entendemos?
Juan T.
Movemos las fichas para un destino único. Nos mostramos con todo
el amor posible. Nos hallamos. Nos demoramos.
Hemos aflojado las intenciones
con el regocijo de una verdad primaria. Nos advertimos con declaraciones
únicas.
Nos experimentamos casi con la
horma de una situación que nos ha de corregir y enmendar para mejor.
Nos encontramos en algunos
vacíos que nos han de servir para liderar los buenos cambios, con los que
estamos muy a gusto.
Hemos dicho que es posible en
una nueva rueda que nos encumbra con gastos señalizados. Nos convenimos.
Juan TOMÁS FRUTOS.
Nos amamos
cada día, cada instante,
como si se acabara el mundo,
que, sin ti, seguro,
no estaría como lo concibo.
Nos amamos
como si nada tuviera sentido
tras de ti.
Tengo suerte.
Así es.
Juan T.
Nos demostramos que es factible con unas garantías que nos llevan un poco más cerca. Nos aproximamos al destino.
Nos regalamos intenciones que nos ponen en el pronóstico más sincero. Hemos supuesto que es posible, y seguramente lo será.
Llegamos con la voluntad de una mejoría que es cambio a la vez. Nos presentimos con regalos y buenos dones.
Nos quedamos en otra parte. Nos continuamos con una experiencia que es una demostración que será en la vida misma.
Nos consolamos. Hemos aprendido lo suficiente. Nos comunicamos con la verdad más consistente. Podemos ser dichosos.
Juan TOMÁS FRUTOS.
Nos invitamos
para vivir
en la paz de siempre,
que nos consuela.
Nos premiamos
con una total querencia.
Nos decimos más
y mejor
con una animación amorosa.
Juan T.
La Luna es, siempre lo ha sido, un
referente. No descubro nada, afirmando esto, ni de quien escribe ni de lo que
supone y ha supuesto para millones de seres humanos, y puede que para los de
otros planetas también. Es un astro potente, melancólico, superior, con halo de
misterio, con melancolía y poesía, con orgullo, con positivismo, con vida a
través de mareas y otros fenómenos naturales, con desarrollo, con ventura y
sueño, con forma y continente para canciones y reflexiones... Podría estar
horas diciendo lo que implica este satélite natural de la Tierra.
Además, como concepto principal, da
luz, o la refleja, lo cual equivale a lo mismo. Nos proporciona destellos, y,
por ende, caminos. Por eso me encanta tanto.
Y por esas motivaciones le puse ese
nombre a uno de los seres más hermosos que ha puesto el Destino en mi
deambular. Recuerdo cuando daba sus primeros pasos, llenos de energía y
nerviosismo. Rememoro como nos tirábamos al suelo y empezábamos a hacernos
cosquillas. Le gustaba mirarme a los ojos, y yo me volvía loco contemplando los
suyos.
Han sido estos años (14, en total)
de una plena maravilla. Es verdad que poco a poco, por otras obligaciones, nos
hemos ido viendo de cuando en cuando, pero eso no ha quitado que saltáramos de
alegría cada vez que nos poníamos cara a cara. Ella era así: de mí sacaba lo
mejor. Desde siempre ocurrió de esta guisa.
Los últimos meses, aunque con
ribetes de su energía desbordante, han sido de ocaso, pero eso no ha restado la
cercanía y la devoción mutuas. Nada ni nadie disminuye su amor cuando éste es
auténtico, y éste lo era. Incluso creo que se quieren más los perfiles débiles
del ser admirado y estimado. Ha sido el caso.
Hace unos días, dos semanas tal
vez, fui a verla. Pasamos un rato excelente. Nos hicimos incluso alguna foto.
Era como una despedida en la que no quisimos poner formalidad a un hecho que,
como todo en la Naturaleza, es irreversible. Nos tenemos que ir antes o
después.
Ahora ella se ha marchado. Se ha
ido con los ángeles alados hacia una tierra de seres en trascendencia. Ha
dejado un hondo vacío. Nada será igual. No se producirá la misma sonrisa, ni
jugaremos con la misma vehemencia. Se ha trasladado a otra dimensión, y también,
por ende, se ha esfumado un cachito de nosotros.
Hablo de mi Luna, de mi pastora alemana. Ha sido una fiel compañera, un ser
irrepetible en la creación, un regalo para los que la hemos disfrutado. La
navegación ha sido intensa. Hasta se perdió de joven (alguien la robó) y
apareció pronto. Nos hemos deleitado con muchas peripecias en el planeta
Tierra: ahora nos mira, ella, desde su espacio exterior particular.
Podría decir reiteradamente muchas
cosas, pero solo resaltaré una que me conmueve contemporáneamente. Tras haber
conocido a Luna no tengo nada claro que los considerados animales no tengan
alma. Es posible que posean más espíritu que algunos que se glosan como
humanos. ¡Hasta siempre!
Juan TOMÁS FRUTOS.
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