Los deseos
ocupan todo y
todo son,
y más cuando
las brumas de la mañana,
el frescor, la
renovación de la jornada,
nos aportan la
sensación real
de que todo
cambia para mejor,
pese a los
intentos
de quienes se
empeñan en no creer.
La apuesta de
la naturaleza
de las cosas
es por la transformación en positivo,
por la
mutación hacia un ansia de libertad
que nos
propone descansos
para
considerar los empeños y los logros,
que
pausadamente son muchos.
Hemos de
esclarecer las opciones
con el afán de
una querencia
a lo propio,
que es
eternamente razón de ser.
Ama sin
vacilación,
que, incluso
cuando te equivocas,
algo te
aporta.
Y más cuando
sueñas
en un
territorio que es el crisol
de voluntades,
de historias y de culturas
que forjaron
desde la Creación
el tránsito
hacia la Belleza.
La invitación
se repite mil veces.
Para ver hay
que mirar:
así podremos
valorar lo que tenemos.
Mucho es.
Juan TOMÁS FRUTOS.

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