Vas hacia ese
umbral que te separará de cuanto fuiste. Ha pasado de todo, bueno y malo, pero,
fundamentalmente, ha transcurrido una etapa. Lo sabes. Sientes la marcha, el
dejar a gentes queridas atrás. Igualmente lamentas la indiferencia. No
obstante, superarás el vacío.
Hay un poco de
vértigo. Te sabes en la trayectoria idónea. Nos hemos de presuponer con una
gratitud que nos quita manchas que hasta ahora eran vestigios que nos pesaban
en exceso.
Somos con
aquiescencia renovada, asumiendo las diferencias como la base de un futuro que
todo lo prometerá. Consolidamos la belleza con la bondad, que es la fórmula
mágica para activar la vida y curar males y soledades, que a veces tienen la
misma raíz, anhelar imposibles de una manera enfermiza, intrigante y obsesiva.
Nos surtes de
buenas galletas en forma de hechos, de movimientos equilibrados, simétricos,
cargados de dones celestiales con los que nos reponemos de las vicisitudes
existenciales, que ahí están con sus modales apremiantes que no hemos de
consentir que nos ganen.
El ademán nos
atrae y distrae en positivo, sin que perdamos de vista lo esencial. Te
mantienes en tu sitio, y dibujas un recorrido que asumimos con destreza y
buenos planteamientos de solidaridad que perseguimos en su universalidad. Has
puesto todo en su sitio, y en ese sitio hoy nos sentimos, contigo, el mismo
todo. ¡Claro que sí!
Juan TOMÁS FRUTOS.

0 Response to "El mismo todo"
Publicar un comentario