Mostramos las esperanzas de una vida que nos pone en el sitio adecuado. Nos
adecuamos. Hemos hallado más de lo necesario.
Nos pensamos. Hemos sido con noticias que nos asaltan sin dudas. Nos
captamos. Hemos buscado y disfrutado lo más hermoso. Nos despedimos.
Nos cambiamos para mejor. Nos repetimos con una noria que nos pone en el
punto. Nos volvemos. Hemos entrado.
Nos aclaramos con efectos que nos imprimen el carácter mayor. Nos
destacamos. Hemos dado con los tonos más listos.
Nos reflejamos con unas venturas que nos prometen y aclaman con sus tonos
más cálidos. Nos continuamos.
Se viste de pasión, y camina como si el mundo se hubiera inventado para ese
momento. Nos recuerda que la energía viene de la convicción. Somos como él en
el engranaje más imperfecto. Todo tiene su proceso. El hábito también, que no
hace al monje, pero sí a la situación a la que se enfrenta.
Es un trecho de escucha, el de vestirse, el que le coloquen ese traje
especial, que exhibe brillos, como los que luego se viven en la plaza de la
vida y de la muerte. A veces, en estos trances, se experimenta abandonado, y
puede que lo esté, y hasta es posible que ello no sea malo. Su optimismo, al
final, siempre, le salva.
No es cándido. Conoce el panorama que le rodea. Hay profundidades que le
intentan superar, pero no lo acepta. Poco a poco cada prenda va a su sitio, y
su sitio espera a que todo encaje perfectamente para la tarde.
Se convoca a esta primera parte de la ceremonia sin prisa y sin pausa.
Recuerda a algunos que lo olvidan, pero ésos son los que no interesan. Es un
momento de balance antes de que acontezca todo. Lo interpreta bien en silencio.
Enseguida se pone en marcha. Intuye y sabe de imprecisiones, pero es
evidente que lo fácil no existe. Con esa convicción sale al albero. Le esperan
fotógrafos, aficionados, seres queridos, y el toro. No es un momento más: es el
que era, el que ha de presentarse con fina delicadeza y la firmeza de cuanto no
consiente equívocos.
En ese entorno, en el suyo, saluda con respeto y se pone en faena. ¡Va por
ustedes!
Nos hallamos con unos compromisos que nos hacen liderar las experiencias con
unos toques mágicos. Nos prometemos.
Nos importa lo que somos. Nos conocemos. Hemos tocado temas básicos. Nos
rompemos. Nos ganamos.
Hemos obtenido realidades que nos hacen vivir con seguridad y fe en lo que
hacemos. Nos prometemos.
Las conversaciones nos incluyen en los lugares más próximos. Nos hemos
convencido de que podemos. Nos alegramos.
Hemos de señalar el mejor itinerario en una era de preferencias únicas. Nos
hemos aplicado remedios.
Divisamos los consejos en momentos que han de darnos las fuerzas para
seguir adelante con toda la entereza posible.
Nos hemos llamado con impresiones que nos declaran la paz en una coyuntura
que nos regalará mucho brillo.
Hemos de asistirnos con unas singularidades que destacarán las más bellas
querencias por el prójimo y el futuro, que nos asistirán.
Nos debemos un poco de paz, que vendrá acompañada de la justicia. Hemos
tomado tiempo, y con él nos vamos hacia el amor mismo.
Nos brindamos entereza, mucha entereza. Lo bueno llega. Estábamos
esperando. Ya no hay prisa. Nos comprendemos con alegría.
Sugieres que puedes en un nuevo mundo que me ofrece un poco más. Nos ponemos
a saltar de alegría. Nos queremos.
Mucho es lo que nos rodea en un escenario de pacientes dichas, que nos rozan
con sus mejores brazos. Hemos llegado.
Nos consumimos con los bastones de un mando que nos hace relucir. Nos
quedamos en el punto ideal. Nos pretendemos.
Nos hemos abierto a ventanas que nos incluyen en los gustos más estupendos.
Nos leemos. Hemos hallado motivos.
Nos ocultamos, nos vemos, nos seguimos. Hemos continuado la mejor labor en
un trance que es excepcional. Nos entendemos.
Comunicamos lo que sentimos por unos lares que nos previenen con unos toques
más que mágicos. Nos alentamos.
Hemos resuelto algunas dudas. Nos convocamos. Hemos hallado muchos motivos.
Nos alimentamos. Nos gozaremos.
Salimos adelante con el todo que alimenta. Nos llamamos. Hemos consolidado
los esfuerzos mayores. Llegamos al mar.
Nos construimos con una voluntad que amansa. Nos consolidamos. Hemos sido.
Nos ubicamos en el futuro.
La vida nos da. Nos hemos conformado con un porvenir que nos adelanta
con sonrisas, que llegan. Hemos dicho. Seguimos hablando.
Nos distinguimos con unos pasatiempos que nos ubican en el final que es
inicio para compartir cuanto nos previene con toques mágicos.
Nos trasladamos a otros sitios con una voluntad que imparte doctrina. Hemos
hallado motivaciones. Nos cuajamos.
Hemos de resolver la parte que nos trastoca. Nos alimentamos. Hemos supuesto
mucho. Nos gozamos con total garantía.
Nos avisamos. Hemos tomado en consideración lo que fue. Nos amasamos. Nos
hemos dado todo. Nos cuadramos.
Los objetivos son muchos. Hemos supuesto que el sí nos vale con reservas que
exponen. Nos llegaremos.
Construimos la paz con un territorio que nos ofrece justicia y reglas con
las que convivir en paz. Nos establecemos en un futuro.
Hemos recordado lo que nos valió la pena cuando estábamos empezando. Hemos
reseñado algunas conquistas.
Nos presentamos. Hemos revuelto. Nos convencemos. Hemos sido en la tonalidad
que nos pareció perfecta.
Recortamos. Nos estrechamos. Hemos referido las preferencias de otros
momentos. Nos inclinamos hacia la verdad más manifiesta.
Nos enteramos. Hemos sugerido que podemos. Nos consolidamos con pacientes
dichas. Hemos resuelto mucho.
Me entrego a ti con todas las razones, en las que nos vemos. Nos advertimos
con premuras, con gozos, con regalos nobles.
Nos elevamos ante una maravillosa fantasía que nos pertenece. Hemos acercado
las posturas, que nos llenan.
Nos suponemos con una regla de tres que manifiesta cuatro. Hemos acertado
hasta cuando nos intentamos equivocar.
Nos aliviamos con las perspectivas que nos ponen en la cumbre que ata. Hemos
supuesto. Nos concluimos.
Los aspectos nobles nos ganan. Hemos sugerido casi todo. Nos formamos. Hemos
aclarado. Nos imaginamos, y ocurre.
Caminamos al encuentro del miedo. Nos vemos con él de vez en cuando (puede
que, en ciertos períodos, demasiado a menudo). La forma de mirarnos y de
tratarnos depende del talante, que suele surgir de la genética y de la
costumbre que vamos fomentando.
Los diálogos que guardamos con él, en forma de silencios, de palabras, de
eventos, de respuestas, de hechos, nos mantienen en una simbiosis, en una
relación especial, que surte más o menos efectos según la capacidad de aceptar
el destino, y, lejos de resignarnos, en función de la habilidad de amoldarnos
con fortaleza para superarnos en cada trance.
Es poco aconsejable que, ante el pavor, consintamos que éste nos domine
y doblegue, que lo alimentemos. Hemos de verlo como un adversario interesante,
al que trataremos con respeto, pero sin dejar que nos controle y rompa. No
sería leal para nosotros, puesto el resultado, sin duda, sería/es un
desastre.
En la pugna artística, melancólica, serena, poética, brava, firme, sencilla,
honesta, llena de carisma y de duende, es razonable que el temor surja como ese
espontáneo compañero que nos acaricia, aconseja y crea desazón. A la par ha de
permitir que veamos el brillo de la vida en cada lance, en los trechos de esa
entrega entre todos los seres, instantes y recursos involucrados.
Lo que reseñamos es un relato del que hemos de obtener la creación precisa
ante ese contrincante que, repito, se llama miedo, que, si viene, no ha de
ser para quedarse. Quizá ése sea el secreto del éxito. El torero lo
sabe.
Recreamos el valor con un deseo que nos propone cambios y
aceleradas querencias que nos trasladan a lo mejor de lo mejor.
Nos elevamos a otro lugar. Nos vemos. Nos señalamos con un toque maestro.
Nos reservamos. Hemos aligerado.
Nos tocamos. Hay mucho que contar. Nos superamos. Deseamos un poco de todo.
Nos consentimos. Hemos anotado.
Los hechos corroboran lo mejor de cada cual. No disimulamos. Hemos entendido
que es posible. Nos construimos.
Hemos consolidado la raíz más profunda. Nos hablamos. Hemos hallado mucho
que compartir. Nos inspiramos.
Nos vale. Nos ofrecemos al pensamiento más florido. Hemos generado buenos
hábitos. Nos cobramos.
Nos hechizamos con brillos que nos conducen por doquier con una bruma que
nos impulsa hacia el futuro. Somos en la máxima inteligencia.
Nos creemos. Hemos reservado los buenos ánimos para lo que ha de venir,
donde nos veremos con justicias nada relativas. Hemos sacado las premisas más
hermosas.
Nos reprendemos con un activo gusto. Vamos creciendo. Los hechos
son los que son. Nos ocupamos. Hemos sido.
Nos encontramos. Nos amamos. Nos ayudamos a hallar las bases que nos
colocarán con la mejor altura. Miramos.
Me mantengo en lo que soy, en lo que puedo, con las razones de una voluntad
que nos permite casi todo. Nos enganchamos al amor.
Hemos resuelto dudas. Nos convenimos. Hemos hallado muchos motivos. Nos
rescatamos. Nos dedicamos más tiempo.
Los instantes de siempre son un poco más queridos. Nos alimentamos. Hemos
hecho caso al destino, marcado por el corazón.
Nos fugamos para encontrarnos. Hemos resuelto algunas interpretaciones, que
nos llevaban por sitios variopintos.
Recogemos velas, y nos vemos en otro instante, en otro emplazamiento, con
los aires de una juventud que nos regala querencias.
Nos recreamos en una virtud generosa. Nos regalamos bondad. Hemos hallado
muchos motivos. Nos disponemos.
Gestamos. Nos vanagloriamos. Hemos topado con las amistades más hondas. Nos
combustionamos. Hemos tomado lo mejor.
Nos suponemos. Hemos acordado muchas cuestiones que consideramos básicas.
Nos apostamos. Quintuplicamos.
Los conceptos nos llevan por doquier. Hemos aspirado. Hay buenas
perspectivas. Nos superamos. Los deseos suman.
Vertebramos. Hemos explicado. Los divertimentos nos transportan hasta el
inicio. Nos subimos a la cima. Nos sentamos. Todo irá bien.
Me sorprendes con unos gustos que distraen en los instantes de más pasión.
Nos damos muchas razones. Nos seguimos.
Prestamos emotividad para continuar por los parámetros que nos incluyen en
los mejores sitios. Hemos dado regularidades.
Los hechos nos invitan a continuar por los mismos lares. Nos inclinamos de
nuevo. Hemos hallado numerosos motivos.
Nos explicamos lo que merece la pena con un trasiego de ideas que nos
exploran de manera continua. Hemos sugerido.
Los apaños de siempre nos endulzan la existencia con una regularidad que nos
quita una parte de cuanto fuimos. Volvemos.
Modificas lo que podremos hacer en un instante reciclado que nos regula con
noches y deseos más que nuevos. Nos movemos.
Cambiamos las posturas de antaño por una norma que puede ser de oro.
Nos regulamos. Entregamos los vacíos para ser mejores.
Nos las apañamos con el paso de un tiempo que nos consuela. Hemos predicado
con trigos diversos. Nos entretenemos.
Los momentos nos adquieren con sus sintonías plácidas. Nos damos buenas
palabras. Hemos llegado con las cosechas de antaño.
Nos influenciamos en positivo. Hemos de ver las cautelas con la voluntad
debida, que nos apañará. Nos embarcamos en una fructífera aventura.
Entrelazamos ese equilibrio que nos presupone en camino hacia la felicidad.
Nos presentamos a ella de vez en cuanto, y, entonces, sentimos que nos hemos
dicho todo.
Con esa óptica, le pregunto a un niño qué es el toreo. Lo hago en mitad de una fiesta flamenca. Me contesta, pese a
su edad, con una aseveración sorprendente: "gala y pasión". Ante mi cara sorprendida, como si faltara
algo, me añade: "Bueno, también es riesgo".
Si uno lo piensa, es así. Incluso podríamos corroborar que todo funciona
cuando se dan estos ingredientes, algo similar a lo que sucede en la historia
cotidiana, que lo es si nos divertimos, si nos enamoramos, y si nos exponemos.
Lo que me produjo, en esa situación, perplejidad al principio lo
entendí inmediatamente después. Pensaba que era extraño que alguien tan
joven lo tuviera tan claro. Y con seguridad lo tenía porque en su contexto
todo era perceptible desde la perspectiva de la integración de unas artes que a
otros les parecen extravagantes o rechazables por desconocidas o por advertidas
a medias, que siempre son verdades cuestionables.
La educación es, en esto y en cada faceta, fundamental. No hablo de
adoctrinamiento, sino de acercamientos, de saber para compartir, para ser
solidarios, para entender sinceramente. En las contemplaciones cotidianas la
virtud viene de empatizar con los demás.
Termino con las palabras de un poeta:
"Nos dejamos ir. Nos embellecemos. Hemos resaltado lo mejor. Nos
involucramos en el amor, y eso sí que nos hace caminar en libertad". Como
este niño, claro.
El alba nos ha regalado hasta ahora esos rayos de esperanza que ahora tenemos que optimizar nosotros. Nos hemos de unir a las ocasiones más queridas. Somos muy capaces. Es cuestión de proponérselo.
Miro al cielo. Veo los sonidos de los espíritus que siempre nos acompañan en forma de universales pacientes. Amamos hasta las condiciones más ignotas. Las garantías no son buenas, y por eso no las perseguimos. Será lo que tenga que ser, pero, en todo caso, ayudaremos a la jornada para que cada segundo tenga su planteamiento adecuado. Lo hemos de procurar.
Es sabroso el panorama. Tomemos las porciones que nos corresponden. Será divertido, y probablemente hasta aprendamos. No debemos pedir más. No obstante, ocurra lo que ocurra estemos preparados para improvisar.
Juan Tomás Frutos.
Nos hemos enseñado de una manera crucial. Nos traspasamos. Nos hemos ganado.
Nos superamos. Nos formamos.
Nos proponemos. Sacamos. Todo va siendo. Nos aproximamos con recuerdos que
fueron en un ordenamiento sustancial.
Nos quedamos en el sitio. Nos prestamos con unos intereses que nos conducen
por doquier. Nos vislumbramos.
Nos aumentamos. Nos soportamos. Nos emplazamos con una salubridad que nos
vale. Hemos añadido espacios.
Nos postulamos con una recreación que nos implica con relatividades. Hemos
encontrado. Todo es. Nos reunimos.
Nos soñamos en una era que nos previene de lo que ha de suceder. Nos
embarcamos en una misión que todo lo hace posible.
Nos hemos de llegar con intereses creados en una etapa que nos dignificará.
Nos subimos a la cima mayor.
Nos conformamos. Hemos adecuado los discursos. Podemos con todo. Nos hemos
elevado. Nos quedamos donde debemos.
La vida es un poco de todo. Nos consideramos. Hemos dado con las palabras
más bonicas. Nos endulzamos.
Los compromisos nos introducen en un mejor concepto de vida. Hemos resuelto.
Nos suplicamos. Las cuestiones básicas funcionan.
Dibujamos los momentos más honrosos con una voluntad que nos lleva donde
somos con todo el carisma.
Nos doblamos para vernos donde hay amistad y algo más. Nos quedamos en otro
lugar. Nos prestamos. Hemos dado con los motivos. Nos implicamos.
Salimos. Nos importamos. Hay futuro. Nos comprometemos. Hemos sacado
adelante lo mejor. Nos involucramos.
Nos confiamos. Hemos diluido algunas creencias. Nos comentamos. Nos
solucionamos casi todo. Nos debemos.
Saldamos cuentas. Hemos aprendido varias lecciones. Nos hemos enseñado a
amar. Nos secuenciamos. Vamos bien.
Restauramos los buenos propósitos con unos aires que nos convocan a la
juventud más eterna. Nos dejamos ir.
Nos hemos de indicar una libertad que nos deberá llevar donde fuimos.
Consultamos. Hemos aplicado remedios.
Nos airemos. Nos decimos. Nos llenamos de ansias. Nos dejamos estar. Nos
movemos. Explicamos casi todo.
Los comentarios nos incluyen en óptimas salidas, y somos en la voluntad
misma. Nos dejamos estar. Nos vale.
Los hechos nos implican en la voluntad de un cambio para mejor. Nos
recordamos con intereses más que creíbles.
Vamos a repararnos. Nos hemos enseñado. Nos gustamos con una implementación
que nos recrea en gustos y anhelos.
Nos hemos llamado la atención con una devoción que nos importa. Hemos
hallado varios ideales. Nos enredamos.
Las posturas nos llevan muy lejos. Nos tomamos en serio. Nos somos. Hemos
reservado motivaciones. Nos aclaramos.
Nos suponemos. Hemos consultado. Los hechos siguen ahí. Nos alcanzamos.
Hemos preparado todo. Nos estiramos.
Los lances de antaño nos refrendan. Nos quitamos algunos nervios. Nos
mostramos felices. Lo estamos por estar juntos.
Nos favorecemos con un coste que nos debe servir de experiencia. Nos ponemos
a sumar. Hemos hallado motivos.
Nos enganchamos a los modos que son uniformidades con unas normas de oro que
han de añadir los espacios de antaño. Nos ponemos a jugar.
Los anhelos nos sirven para contribuir a los espacios más largos, a los
precisos, a los que nos permiten consultar lo que ha de venir.
Los aspectos más comprometidos nos han de ayudar a ser personas, que es lo
prioritario. Hemos asociado buenos conceptos.
Los años pasan. Nos convencen de cosas que antes no aportaron nada. Ahora
nos presentan resultados apetecibles, provechosos. Es bueno que así sea.
Prevaleces en una nueva realidad, que nos distingue de la mejor manera. Nos
elevamos. Hemos sido en otra trayectoria.
Los elementos de siempre nos conducen por doquier. Hemos resaltado.
Relevamos. Nos comprendemos.
Nos atendemos con las reglas básicas, que funcionan. Hemos tomado en
consideración lo que nos vale la pena.
Nos atesoramos con normas que inducen a pensar en positivo. Viajamos. Hemos
hallado buenos motivos.
Nos gustamos y complacemos con los anhelos que nos incluyen donde hay
merecimientos tiernos. Nos convencemos, y seguimos.
Representamos mucho amor. Nos agotamos con varias esperas que nos controlan. Hemos adecuado muchos pensamientos.
Nos alimentamos con gozo. Nos quitamos las sombras. Hemos reservado muchas creencias en lo que fuimos.
Nos impresionamos con un placer sugerente. Hemos llamado la atención. Nos rescatamos. Nos aliviamos.
Los hechos son los que son. Hemos amoldado lo que fue necesario. Nos presentamos en otra etapa. Nos implementamos.
Los eventos se van sucediendo. Las demostraciones nos conducen muy cerca. Nos sumamos al viento. Pensamos.
Juan TOMÁS FRUTOS.
