Surge el
momento. Compruebas, comprobamos. Haces, hacemos, que sea fácil todo cuanto
sucede. Nos educamos en ti. Eres el mejor modelo. La era que representas es
espléndida.
Nos manejamos
con tu arte. Nos ponemos a improvisar para dar con los toques que consideramos
maestros. Nos formamos.
Ya no vamos a la
deriva. Nos enseñamos a ser personas. Nos regalamos buenos tiempos. Nos hemos
preparado para esta estructura.
Hemos emprendido
singladuras de paciencias y de tolerancias respecto de cuanto fue. Nos hemos
aleccionado.
Nos acogemos
en una buena situación. Ya no estaremos tristes. Hemos comprendido que la
voluntad nos lleva, desde la buena intención y con equilibrio, de vuelta a la
consideración mayor en forma de hogar.
Extinguimos los
malos ratos y los convertimos en amistades profundas que nos proporcionan
cantar con toda la pasión de siempre. Lo que fue en el pasado ahora huele a
futuro. Nos enseñamos a tocarnos con registros y huellas de realidades no
fingidas.
Nos aseguramos
lo que hemos de emprender con eficiencia desde el paso más marcado. Nos
insistimos para aparecer en la rutina misma.
Vamos adelante.
No cunde el pánico ni en las dificultades. Nos demoramos, pero somos, por
fortuna, en el instante acertado. Nos construimos en los lenguajes que ignoran
la derrota.
Nos despertamos
ante el nuevo día, y somos en lo que fue y en lo que volverá. Nos llamamos:
vamos al encuentro. Es lo que tiene que ser.
Juan TOMÁS FRUTOS.

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